Prólogo
Existe un relato acerca de algo que le sucedió a un peregrino cuando se dirigía hacia la Tierra Prometida. Él iba cargando la cruz de su maestro, carga que había aceptado llevar con gusto. Sin embargo, muy pronto se dio cuenta de que cuanto más avanzaba más pesada se le hacía la cruz. Cuando se sintió muy cansado se sentó, y al ver su silvicultor cerca le dijo: “buen amigo, ¿puedo usar su hacha para cortar mi cruz?”, y el silvicultor aceptó.
El peregrino prosiguió su camino, avanzando más rápido debido a que su cruz era más ligera. De repente, la Tierra Prometida estaba a la vista, y a pesar de que se hallaba muy cerca, él se dio cuenta de cuán profundo abismo lo separaba de las glorias por venir. Tendría que usar la cruz para atravesar el abismo.
Aunque luchó con todas sus fuerzas para pasar la cruz a través del abismo, no lo logró debido a la gran cantidad de madera que le había cortado. Justo en ese momento, el peregrino despertó y se dio cuenta de que todo había sido un sueño.
Después, mientras las lágrimas rodaban por su rostro, él tomó la cruz y la pegó a su pecho. Ésta seguía siendo igual de pesada, pero ahora él la llevaba con gozo y resistiría todo el camino hacia la Tierra Prometida.
Por supuesto no entramos al cielo por cargar una pesada cruz, sino porque confiamos únicamente en Cristo para nuestra salvación pero, dicho así, nosotros los redimidos somos llamados a llevar nuestra cruz si vamos a hacer una entrada triunfal al reino celestial. Los bendecidos son aquellos que llevan el peso de la carga completa.
A. W Tozer tuvo razón cuando dijo: "Esa parte de nosotros que rescatamos de la cruz es el fondo de nuestros problema”. La parte de la Cruz que no aceptamos llevar es la que nos hace aptos para el reino de Dios. Cuanto más liviana sea nuestra cruz, más débil será nuestro testimonio.
Este libro está escrito con la convicción de que cuanto más claro sea nuestro entendimiento de lo que la cruz significó para Cristo, más comprenderemos lo que ella debe significar para nosotros. Debemos entender que para Él la cruz significó algo muy diferente de la noción sentimental que con frecuencia acompaña a un dije que se lleva en el cuello.
Permanecer firmes a los pies de la cruz es dar testimonio del propósito para el cual Dios creó el mundo. Aquí podemos ver un gran despliegue de los atributos de Dios, ya que en ella Dios decidió poner su ira sobre su Hijo y librar a aquellos que creen en Él y en su obra.
Nadie se siente calificado para escribir un libro acerca de la cruz. Yo emprendí esta tarea sabiendo muy bien que la escudriñaría mas no la desentrañaría. Podría interpretar las palabras de Jesús, pero apenas lograría comprender lo que significaron para Él en el momento de su sufrimiento. Podría visualizar la escena, pero tendría que luchar para encontrar su significado. Gracias a Dios un conocimiento parcial puede ser un verdadero conocimiento; no tenemos que entender el todo para comprender la parte.
Recordemos las palabras de Apocalipsis 5:8: "y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación." A Él sea la gloria por siempre.